lunes, 27 de abril de 2009

VOLANDO HACIA SHANGHAI

De vuelta a Shanghai, decido recuperar mi inicial idea de escribir desde "otra mirada" como veo la china que visito.

La primera etapa, como no podía ser de otra manera, es la de completar las mas de 18 horas, volando desde A Coruña, vía Madrid y Helsinki hacia mi destino final.

Siempre me ha llamado la atención los malabarismos que tenemos que hacer los viajeros de estos nuevos aviones en los que los espacios son tan reducidos. En uno de los vuelos mi compañera de asiento no acierta a abrir el envase que contiene la comida principal y ni os cuento el esfuerzo para cortar la carne con ese cuchillo de plástico que nos facilitan tan amablemente las compañias aéreas con el objeto de preservar la integridad física de todo el pasaje pero sin pensar en ningún caso en el cometido principal que debe tener esa herramienta en un momento tan necesario.

En el siguiente vuelo es mi compañero de asiento, un chico ingles de pocas palabras (aunque daba igual que hablara mucho porque yo no se ni papa de ese idioma), el que hace equilibrios con la bandeja de la comida en el reducido espacio de la mesa que la sostiene y no puede evitar que el vaso del café se le derrame y se ponga hecho un basilisco.

Pero mi lucha particular en estos casos, como en tantos otros, no es precisamente la de sobrevivir a tantas horas de vuelo en un reducidísimo espacio, ni pensar en que comida, cuando y como nos la van a servir. Mi guerra particular es la del idioma. Imagino que porque al ser un analfabeto funcional en esto del manejo de otras hablas, (a nosotros nos enseñaron en el bachillerato francés que se ha demostrado totalmente ineficaz para comunicarse fuera del país vecino), me rebelo a que nuestro español, cada vez mas hablado en el mundo, sea totalmente ignorado y de nada sirvan las protestas, porque o sabes ingles o no hay manera de comunicarse.

En fin sobreviví en el aviónfinlandés gracias a que una de las azafatas hablaba algo de español porque sus vacaciones las pasaba en nuestras Islas Canarias. Y pude rellenar la hoja de inmigración porque se apiado de mí el compañero de asiento (el ingles). Y asi pude cruzar la frontera idiomática con ayuda, pero una vez mas frustrado. A tal extremo llega la ignorancia del español en el mundo que en muchos hoteles internacionales la información llega a estar en todos los idiomas occidentales, mas el japones, menos en el nuestro.

En fin ya estoy en Shanghai, donde por cierto solo te puedes comunicar en chino o ingles, excepto cuando por la calle algún "vendedor" te reconoce español e intenta venderte ropa, bolsos, relojes, etc. de marca pero falsificados. Ah, también me llamó la atención que en la calle se dirigiera a mi en español un individuo para ofertame sexo y drogas. ¿Curioso verdad?

Por cierto he decidido comprarme un medio de locomoción para poder hacer mas llevadera mi estancia en esta inmensa ciudad. Ahí teneis la bicicleta que he comprado (la del centro).

1 comentario:

  1. jajajaja..Tío, espero que por lo menos pintes la bici...la veo como muy rústica.
    Ismael.

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