En esta ciudad uno no deja de asombrarse nunca. Yo que ya he cumplido unos años, recuerdo imágenes parecidas en barrios de la España de los años 50 y 60.
Aquí no existen los complejos y el matrimonio sale a hacer su última compra de la tarde, y antes de sentarse cómodamente en el salón de su casa a ver la television, con el pijama puesto.
No se sabe muy bien si es por aquello de conseguir la máxima eficiencia en la utilización del tiempo o porque este es un pueblo muy peculiar.
Y lo mismo te encuentras a una pareja que a la señora con su bolsita de la compra. Eso si muy pulcra e incluso con una bolsa de diseño.
Lo malo es que en la calle la limpieza brilla por su ausencia, por lo que habrá que imaginar que alguna de esa suciedad que nos rodea pueda irse pegada en su pijama y por supuesto llevárselo puesta a la cama.
Lo cierto es, y hay que decirlo por honor a la objetividad, que en las calles de Shanghai hay multitud de personas dedicadas a la limpieza pública en una tarea de imposible realización porque no es que falten barrenderos/as, sino que la gente tira las cosas al suelo como si de un gran estercolero se tratara
E incluso por el mañanero mercado de barrio chino puede encontrarse uno con alguien que acaba de levantarse y sale a hacer la compra en pijama.
Por la calle mas importante y peatonal de la ciudad, la Nanjing Lu puedes encontrarte un ciudadano con su pijama a rallas